Por la
comodidad que conlleva, últimamente nos hemos acostumbrado a comprar nuestras
ensaladas envasadas. Vienen completamente limpias, secas y cortadas, lo que
permite prepararlas rápidamente. En esto creo que todos estaremos de acuerdo.
Pero frecuentemente, pocas veces van unidas en la gastronomía, la inmediatez y la calidad. En
este mundo sometido a la dictadura del reloj, en muchas ocasiones merece la
pena, olvidarse del cronómetro y disfrutar plenamente de las cosas. Y hay pocos
placeres más disfrutables que el comer bien.
Hoy quiero
dedicar la entrada, a una de las hortalizas más distinguidas que podemos
consumir, “La lechuga de hoja de roble”. Su finura y sabor la hacen exquisita y
aunque con frecuencia se dice que es mejor consumirla con otras variedades de
lechuga, os aseguro que con el acompañamiento de unos buenos tomates y
aderezada con buen aceite de oliva virgen y vinagre de Jerez, se elabora una
deliciosa ensalada. Limpiar y secar sus hojas merece la pena, adquirirla en una
frutería de confianza también. En mi caso, tengo además la fortuna de vivir en
un lugar donde la huerta es de una calidad contrastada, “La Rioja”. Pero
también sé que en otras partes de mi país, hay riberas y vegas que dan
excelentes frutos. Acercaros a vuestros mercados o fruterías y disfrutar del
auténtico sabor de la ensalada.
Me ha encantado mi vida
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