Hoy no vengo a
hablaros de ningún producto específico, sino del pescado fresco que cada día
dejan en las lonjas repartidas por toda nuestra geografía, nuestros bravos
pescadores. En sus capturas hay gran variedad de especies, y de precios muy
diversos. Pero tienen un denominador común, la frescura y el sabor. Unos
extraordinarios manjares que cada vez han sido más relegados por los pescados
de piscifactoría y congelados.
La acuicultura,
es decir el cultivo de pescado, cada vez tiene más adeptos ya que permite el
consumo de unas especies que capturadas tienen un precio mucho más alto. Pero
la diferencia de sabor entre ambas dista una enormidad. Además el artificial
engorde al que se somete a los pescados de piscifactoría, hace que se resienta
su aporte nutricional. Para poner un ejemplo que todo el mundo puede entender,
es como comparar un cerdo criado en una dehesa que se alimenta de bellota, a otro
engordado en una granja a base de pienso.
Si hablamos de
la pesca congelada, en muchas ocasiones su consumo se debe aparte de su
inferior precio, a que por lo común se vende en forma de filetes sin espinas,
que facilitan el consumo del pescado. Si en la pesca de acuicultura, notábamos
gran diferencia si la comparábamos con extractiva, aquí la distancia es aún
mayor, por provenir esos pescados de zonas del mundo donde los controles
sanitarios dejan mucho que desear. En cuanto a la calidad del producto, en sus
variedades más modestas como el Panga, decir que son mediocres es ser muy
benévolos con ellas. Sí además nos referimos concretamente al Panga, he de
deciros que en varios análisis realizados el año pasado, han hallado sustancias
perjudiciales para nuestra salud y que en Estados Unidos se ha prohibido su
venta. Si queréis saber más os remito a este enlace del magnífico blog EL
ADEREZO (http://eladerezo.hola.com/salud-y-bienestar/estamos-seguros-consumiendo-panga.html).
Claro que habrá
muchos que me dirán, de acuerdo yo ya sé que el pescado fresco está mucho más
rico que el congelado y el de piscifactoría, pero es mucho más caro. Pues yo
les diría que esa afirmación no es del todo cierta. Claro que una “Merluza de
Pincho” del Cantábrico está generalmente por las nubes y que un buen “Mero”
suele alcanzar precios astronómicos. Pero también tenemos variedades más
modestas, de pescados que pueden resultar exquisitos y que además son más
baratos que los congelados y de piscifactoría.
Los que residen
en localidades portuarias, tienen a su disposición multitud de esas especies.
Aunque los que vivimos en el interior, tenemos una oferta mucho más exigua,
podemos disfrutar de alguna de ellas, como las dos opciones que os presento. La
primera de ellas es la popular “Bacaladilla”, un pescado blanco que también se
conoce como “Lirios”, “Perlitas” etc. Es un pescado de gran aporte nutricional
puesto que es una especie de gran voracidad, uno de sus bocados preferidos son
las quisquillas. Tan estupenda alimentación da como resultado una carne tersa y
muy sabrosa, siendo ideales para consumirlas fritas.
La segunda alternativa
son las sardinillas. Muy populares como conserva, también se encuentran con
frecuencia frescas. Hace poco pude comprar por poco más de tres euros el kilo,
unas sardinillas finísimas, sin escamas, que después de limpiarlas
minuciosamente y extraerles la espina
dorsal, tras pasar por el congelador, constituyeron un manjar de príncipes al
rebozarlas y añadirles salsa de tomate. Una auténtica delicatesen con una gran
riqueza nutricional. Aunque no tengáis mucho tiempo, os pido que reservéis algo
de él para probar estas auténticas delicias del mar. Vuestra salud y paladar os lo agradecerán.
Mi amor te ha quedado precioso
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