Uno de los
platos más deliciosos que uno puede degustar son los pimientos rellenos. Los
más populares son los de carne, gambas y bacalao, aunque hay muchas más
variantes. Su elaboración requiere mimo y esmero, utilizando una fina bechamel.
Pero todos nuestros desvelos se pueden evaporar, si no utilizamos un pimiento
adecuado. El más propicio para ser rellenado es el conocido como “Pimiento del
piquillo”.
En los últimos
años, el cultivo de pimientos del piquillo se ha extendido por amplias zonas
del planeta, especialmente en Perú y China. Comercializados por conserveras
españolas, pueden confundir al consumidor. Aunque su precio sea inferior, la
calidad de estos pimientos nada tiene que ver con los auténticos “Pimientos del
Piquillo de Lodosa”. Estamos hablando de una denominación de origen que se
circunscribe a sólo ocho municipios de Navarra. Estos son además del de Lodosa,
que da nombre a la denominación, los de Andosilla, Azagra, Cárcar, Lerín, Mendavia,
San Adrián y Sartaguda.
Su consistencia
y finura, los hacen indispensables para este maravilloso plato. Una receta que
requiere una cuidadosa elaboración, no puede ser empañada utilizando pimientos
que no estén a la altura de esta. Si todavía no los conocéis, os invito a
descubrirlos. En la página que os señalo, encontraréis todo lo que necesitáis
saber, su origen, empresas conserveras que lo elaboran y recetas. Una joya
gastronómica que merece degustar.